Florianópolis, 14 de mayo de 2018.
Querido Presidente:
No sé si va a tener la oportunidad de leer esta carta pero escribo creyendo que sí.
Mi marido y yo tuvimos el honor de conocerlo personalmente, en Florianópolis, donde vivimos, cuando usted competía por la presidencia y aceptó tomarse una foto con nosotros en trajes de baño (todos) en la Lagoinha.
Nos gusta mucho viajar por el mundo y también por Brasil. Entonces quiero contarle lo que he visto y que justifica la admiración que tenemos por usted.
De Fortaleza a Maceió, en auto, vimos cisternas en el frente de la mayoría de las casas y sabemos que el agua en el Nordeste brasileño puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.
De Maceió a Paulo Afonso vimos las obras del trasvase del Río San Francisco y la alegría de las personas que sabían que la vida iba a cambiar para mejor.
En el Amazonas, cuando hicimos un crucero en un barco español, por el río Amazonas, fuimos a visitar la casa de un ribereño que vivía de la molienda de la mandioca, un poquito fuera de las tierras inundadas, cuando llegamos allí él molía la mandioca con un motor. Él tenía energía eléctrica y sabía que era gracias a usted.
En otra visita, ya en las áreas inundadas, pregunté a la dueña de la casa si necesitaban ayuda ya que estaba muy lejos de Manaus. Ella me respondió que ahora tenía celular, pues tenía energía eléctrica, que podía llamar al servicio de auxilio de Manaos, que llegaba en un vuelo de 45 minutos.
Sin hablar del Plan Bolsa Familia, del Mi Casa Mi Vida y en los programas que asientan al hombre en el lugar donde nació y no lo obligan a migrar a otros lugares, lejos de sus hábitos, costumbres y de su familia, y, donde normalmente se lo considera menos calificado que los demás.
Sin olvidar, presidente, en el avance educativo que hubo en el país, donde el pobre comenzó a tener acceso a la escolaridad antes restringida a las élites dominantes.
Nací en el sur, donde somos elitistas por deformación, y no porque seamos mejores que los demás, sino porque también formamos hombres y mujeres de mucho valor como Getúlio, Brizola, Jango, Zilda Arns, y sueño como usted y ellos, en ver un país más igualitario.
Entonces Presidente, puedes estar seguro de que el precio que estás pagando es el de creer en este sueño.
Vamos a visitar el campamento en Curitiba llevando solidaridad y mantas y llevo esta carta para usted.
De su admiradora y electora
#EusouLula